Sin esperar a que sea demasiado tarde.
Pocas cosas te preocupan tanto como madre o padre como el tema de la agresividad en tus hijos.
¿Qué se entiende por agresividad infantil?
Buscando alguna definición más científica, he encontrado algunas diferencias.
Agresividad: hace referencia a provocar dolor o daño en una persona o objeto, animado o inanimado.
Conducta agresiva: se refiere a una conducta intencional que puede provocar daño físico o psicológico.
Ejemplos, todos los que quieras: pegar a los demás, burlarse, ofender, tener rabietas (tirarse al suelo, gritar, dar golpes a las cosas) utilizar palabras inadecuadas para llamar a los demás…
En un lenguaje más asequible para que lo entendamos todos, a mí me gusta referirme por agresividad a todas aquellas conductas y actitudes, intencionadas o no que demuestran impulsividad o pueden provocar dolor o daño en el otro/a.
Cómo ves, no sólo pegar o agredir puede considerarse agresividad.
Para mí, la agresividad es algo más amplio, no es solo una conducta o intención. En mi opinión es también una actitud y otra forma más de relacionarse.
La agresividad como tantas otras cosas no es una definición o categoría absoluta, que la hay o no la hay, al contrario, es una característica que podemos medir o valorar cómo la temperatura en un termómetro.
Hace tiempo que asumí que este tipo de agresividad está presenten en nuestra sociedad y en nuestro día a día de manera gratuita, es decir, sin que la hayamos solicitado.
Algo importante es reconocerlo. Saber que está ahí y que estamos bajo su influencia.
¿Por qué te preocupa la agresividad?
Fácil, si recibes una agresión, sientes dolor. Y todos hemos pasado por ello.
Siempre que existe una agresión hay alguien que la recibe y quién tiene que aprender a manejarla. Tus hijos e hijas, también.
Tienes 3 opciones:
- No hacer nada
- Defenderte
- Contraatacar
¿Qué cosas, URGENTEMENTE, podemos empezar a cambiar?
No sé si te has dado cuenta ya, pero a mí, me encantaría poder cambiar el mundo. Me gustaría vivir en un planeta mucho más respetuoso y amable con todos sus habitantes. Pero volviendo a la realidad, aún no me han sido concedidos esos poderes ;)) !
Así que he decidido que en lo que yo pueda contribuir, en lo que yo decido libremente, ahí voy a hacer lo que me dé la gana. Y ahora mismo, lo que me da la gana es criar y educar a mis hijos/as con la menor agresividad posible.
¿ Y eso cómo se hace pues?
El llanto de un bebé, estresa y te moviliza a buscarle solución. Actúa. (Descartando enfermedades pasajeras) todos los bebés demandan mamá y teta (por algo siempre van juntas).
Así que No le dejes llorar:
- No es bueno para sus pulmones
- Ni tampoco para desarrollar una mejor tolerancia a la frustración
- Ni menos aún para desarrollar las conexiones neuronales (tan necesarias para todo) que se desarrollan en los primeros años de vida.
No es tu enemigo, desengáñate, tu hija o hijo no ha venido al mundo a complicarte la vida. Al menos él no lo eligió así.
Tú eres el mejor y único espejo donde se refleja para crecer y aprender. Con todo lo que ello implica.
- Si tú te muestras agresivo, el se mostrará agresivo.
- Si tú te muestras deprimido, el se mostrará deprimido.
- Si tu eres feliz, el lo será más.
Empieza por cuestionarte algunos de los “debería” que impones a tu hijo/a.
Mira hacia atrás y descubre cómo has encontrado la solución para muchas otras situaciones, quizá ahí tengas alguna clave.
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