Ferrán me llamó una mañana cuando todavía estaba con los últimos detalles para empezar a pasar consulta en mi primer despacho.
Fue mi primer paciente. No recuerdo si se lo conté. Por teléfono me contó que necesitaba una visita por un tema relacionado con ataques de ansiedad, prefería no darme más detalles y hacerlo en la visita.
Lo cité para el primer hueco que encontré libre, la semana siguiente.
Bien, Ferran llevaba unos cuantos meses con algunos ataques de ansiedad, que ocurrían muchas veces después de hablar con su ex pareja. En muchas otras ocasiones después de hablar con ella, acabar discutiendo y quedarse bloqueado sin argumentos, respondía agresivamente hacia cualquier objeto que tuviera cerca. Por las noches, las pesadillas imaginándose a su ex con otro, le hacían despertarse durante la noche, sudando, aterrorizado y sin poder casi respirar. Una noche y otra, y la siguiente también.
Ferran me pedía terapia para controlar su ansiedad, controlar sus respuestas agresivas y sobretodo, para superar el pánico a la posibilidad de que su ex pareja tuviera una nueva relación.
Cuando me pidió ayuda, hacía seis meses que se había separado de su pareja, llevaban 6 años juntos. Ella se había mudado, por motivos de estudios superiores había cambiado su residencia.
Según me contó, su ex Clara, era una chica espectacular, rozando la perfección, él se sentía tremendamente envidiado por otros hombres.
Desde que le pusieron fin a la relación no soportaba el hecho de hacerse a la idea de que ella pudiera estar con otro. Sentía celos por su ex-pareja. Me cuenta que aún no había ocurrido, pero le aterrorizaba.
Debido a la distancia se comunican por chat y videoconferencia, y él sin poder evitarlo, le preguntaba constantemente por sus temibles sospechas: si había estado con otro chico o tenía intención de estarlo. Ella, como respuesta a ver coartada su libertad para estar con cualquier otra persona, y la falta de confianza en ella que le producía ese interrogatorio constante y diario, se enfadaba. No quería que le preguntaran más sobre ese tema, se sentía amenazada, controlada. Y discutían. Precisamente los celos hacia su ex-pareja, provocan lo que pretendían evitar, un alejamiento.
Ella también estaba en un proceso de terapia, según Ferrán tenía otros muchos problemas personales, juntos construyeron la idea de que cuando “se curaran” volverían a estar juntos.
La convivencia durante los 6 años de pareja, nunca fue fácil, según Ferrán ella estaba bastante obsesionada con el orden y la limpieza, este tema siempre generó muchas discusiones. Cuando él se bloqueaba o se quedaba sin argumentos, mostraba agresividad contra los objetos y mobiliario. Le asustaba mucho que alguna vez pudiera hacerle daño a ella, aunque confiaba que sería incapaz, pero reconocía el riesgo.
Clara, le pedía a Ferrán que solucionara los problemas de ella. Si él no sabía o no podía, este tema generaba aún muchas más discusiones.
Las pesadillas durante las noches eran algo totalmente incontrolable, se despertaba con el recuerdo de que ella se estaba besando con otro. Muchas noches se sobresaltaba sudando y aterrorizado.
Ferrán creía que todo esto ocurría porque se sentía solo, reconocía que tenía poco apoyo de su familia y que quizá había sobrevalorado la relación que tuvo con Clara.
Ferrán, hasta entonces nunca había intentado nada para controlar la ansiedad. Cuando veía que se ponía agresivo y tenía ganas de tirar algo o la discusión le bloqueaba, intentaba irse y alejarse, muchas veces Clara se lo impedía. No le dejaba solo y necesitaba descargar su ira con el primer objeto que encontrara a su alcance.
Desde que me llamó para pedir cita, hasta el primer día de terapia notó un gran cambio, empezó a verle una posible solución a su malestar.
También me contó que estas situaciones de malestar ocurrían con menos frecuencia o directamente no ocurrían, los días que no hablaba o chateaba con ella.
La esperanza de retomar algún día la relación, era uno de los factores que estaba manteniendo el problema. Contínuamente, me recordaba que Clara era su pareja perfecta, alguien tremendamente especial y espectacular.
“Te has entregado tanto a una persona tan mágica y especial que sin querer has hipotecado y perdido tu felicidad”
No hicimos más de siete sesiones, en menos de 4 meses.
Durante estas sesiones hablamos muchas veces de los problemas que le traían a la terapia, pero también hablamos de cómo sería un futuro sin esos problemas y qué cambios implicaría en su vida, vivir sin estos problemas: ansiedad, agresividad y celos de su ex-pareja.
No fue necesario dejar de hablar con ella, poco a poco, construyeron una nueva relación de ex-pareja y los cambios que hizo en él mismo para conseguirlo, no fueron, como en muchas ocasiones, los cambios que la otra persona esperaba de él. La relación perdió sentido, ni era tan mágica, ni la echaba tanto de menos. Le perdió el miedo a verla besándose con otro, más tarde ese día llegó, y no pasó nada.
En una de las últimas sesiones, a Ferran se le saltaron las lágrimas, después de mes y medio sin vernos, había tenido algún día peor, pero sobretodo, me contó que se le saltaron de alegría porque al contarme cómo había ido, se había dado cuenta del cambio tan grande que había conseguido, por fin era él mismo.
Lo había conseguido, en sus propias palabras: pensando mucho, dándose cuenta, valorándose mucho más como persona e ir haciendo cosas por él mismo y para él.
La historia de Ferrán es la historia, el resumen de un caso real, en el que obviamente por razones de secreto profesional y protección de datos, he alterado y sustituido por nombres ficticios para que no pueda ser reconocida.
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