3 errores más por los que no funcionó tu anterior terapia y una solución para remediarlo (parte 2)

Como indica el título esta publicación es la segunda parte de un post anterior, que resultó alargarse demasiado y decidí dividir en dos. 

Aquí tienes el primero por si aún no lo has visto o quieres recuperarlo: 

3 errores por los que no funcionó tu anterior terapia (parte 1)

Siguiendo, el primero de los errores que quiero compartir: 

NO CONFIAR EN TUS RECURSOS

El terapeuta o psicólogo presupone que no sabes hacer nada de nada y tienes que aprenderlo todo de nuevo. 

Creo que este error ocurre por dos motivos: 

La falta de habilidad del terapeuta para explorar las soluciones intentadas. 

La necesidad de aplicar un tratamiento protocolario con todas sus fases, obviando que quizá hay partes que podrías saltar porque ya las controlas o no necesitas ayuda para conseguirlo. 

MOTIVACIÓN PARA EL CAMBIO

No todas las personas se deciden en el mismo momento a hacer terapia (según su estado de motivación para el cambio). 

Grupo 1: Estas personas aún no conocen que tienen un problema, por lo tanto es difícil que puedan plantearse ir a terapia. 

Grupo 2: Sí conoce que tiene un problema, pero cree que aún lo puede manejar solo. 

Grupo 3: Conoce que tiene un problema y que sólo no lo está consiguiendo resolver. Se plantea pedir ayuda. 

Grupo 4: Aquí conoce que tiene un problema, reconoce que sólo no puede resolverlo, ya lleva varios intentos e incluso puede estar desesperado, cansado, aburrido de esta situación. Por tanto, sólo se plantea buscar una ayuda eficaz. 

Como podrás deducir, los consultantes que suelen llegar a terapia son los del grupo 3 y 4. 

En mi opinión debería ser el terapeuta quien adapte o flexibilice el ritmo de la terapia para adecuarse a estas diferentes situaciones.

Aquí viene el más importante de los errores, podríamos no llamarlo error, porque en definitiva no es algo voluntario: 

LA VINCULACIÓN TERAPÉUTICA CON LA PERSONA DEL TERAPEUTA

El vínculo terapéutico es el mayor predictor del éxito de una terapia. 

No me lo invento yo, este efecto está ampliamente estudiado. El vínculo terapéutico es mucho más importante que la orientación de la terapia, los títulos académicos o los años de experiencia. 

Y la verdad, en mi opinión, hoy en día es el más fácil de evitar. 

Tiene que ver con ese FEELING, con esa CONEXIÓN, con ese ESTA PERSONA ME CAE BIEN, Me gusta como lo hace. 

Una solución para remediarlo: 

Implica que puedas CONOCER  a la PERSONA del terapeuta. 

No sólo en su faceta más profesional: cómo trabaja, que ofrece, que testimonios aporta. 

También en la más personal: cuáles son sus valores, que opina, qué piensa, que le motiva y proqué hace lo que hace. 

Te puedo asegurar, que si después de conocer a la persona que hay detrás del profesional o el terapeuta, sientes que conectas con ella, sientes que te puede comprender y coincides en mucho: 

TIENES EL ÉXITO DE LA TERAPIA ASEGURADO

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