Dicen que el autoengaño es la más elaborada de todas las mentiras. Consiste en engañarnos tanto a nosotros mismos hasta el punto de dar por cierto lo que no es.
Lo que más me sorprende es que todos utilizamos esta elaborada mentira.
Consiste en una estrategia mental que permite esquivar la realidad a través de cierta inconsciencia más o menos deliberada.
A todos nos ha ocurrido en alguna ocasión.
¿En qué ocasiones?
- Cuando necesitamos evitar asumir las consecuencias de los propios actos o errores, al no ver ciertos aspectos personales o de nuestro entorno que nos resultan desagradables.
- Cuando fingimos o ocultamos algo que sentimos.
- Cuando nos justificamos para salir airosos de una situación.
Aunque te parezca contradictorio, es muy posible que tu propio cerebro también te engañe.
Nuestro cerebro tiene como máximo objetivo garantizar la supervivencia del organismo. Para conseguir este objetivo la mayor parte del tiempo elabora la información que recibe de los sentidos. Pero sí la supervivencia lo requiere, también deforma esta información.
Sólo necesitas pensar en esas situaciones críticas, relaciones muy complicadas, dónde existe la manipulación psicológica cuidada y elaborada, cómo puede llegar a ocurrir en una relación de maltrato psicológico. Dónde se permite y se asumen como normales estas manipulaciones, hasta que estas personas llegan a reunir el valor o la habilidad necesaria para lograr salir de ellas.
A un nivel más sencillo y cuotidiano:
- Sabes que tienes que hacer algo pero te autoconvences que mañana será el día oportuno para hacerlo.
- Reconoces que tienes un problema y te autoengañas con que el tiempo lo solucionará.
Aunque no a tí no te lo parezca, es un hecho más que probado:
“No percibimos la realidad tal y como es”
Ni tú, ni yo, ni nadie. Absolutamente todos tenemos cierta “zona” de nuestra experiencia personal en la que tendemos a bloquear la atención y autoengañarnos. Rellenando estas lagunas mentales con fantasías, explicaciones racionales o imaginaciones.
Todos somos observadores de nuestra propia realidad y a pesar de mucho desearlo, muy pocas veces podemos resultar imparciales.
Tenemos tendencia a atribuirnos con más facilidad los méritos que los fracasos, a exculparnos y a saber ver mejor la paja en el ojo ajeno.
Nuestra memoria tampoco se escapa a esta estrategia, al contrario, es la primera que utiliza ciertos filtros que permiten seleccionar la información acorde con nuestras necesidades antes de llegar a la conciencia.
“Una mentira no tendría sentido si la verdad no fuera percibida como peligrosa”
Alfred Adler
Y es que, cuando algo supone una amenaza o un riesgo, tenemos dos opciones:
- Activar el mecanismo de defensa de la Intrusión: No dejar de pensar en ello, con concentración máxima con tal de llegar a una solución para lo que nos preocupa.
- Activar el mecanismo de defensa de la Negación: Desviar la atención y desconectar.
Y es así como el autoengaño nos ayuda a protegernos de la ansiedad o del malestar, reduciendo el grado de conciencia sobre él.
Está claro, el autoengaño supone una escapatoria momentánea antes de enfrentarnos con la realidad. Pero sólo momentánea para que sea efectivo. De esta manera resulta útil y beneficioso para nuestra salud mental. Por decirlo más sencillo, supone volver un poquito hacia atrás para coger carrerilla y pegar un gran salto para afrontar el problema.
Nunca será beneficioso auto-engañarnos si se mantiene en le tiempo o se convierte en nuestro estilo de afrontamiento.
“La negación es útil, noble y piadosa cuando sirve de tránsito hacia una nueva afirmación”
Ortega y Gasset
Recuerda: lo que no se afronta, tienda a repetirse.
En muchas ocasiones la verdad nos asusta, y es muy difícil digerirla sin más. Por eso, nuestro cerebro conoce estas estrategias para asimilar la información menos favorable.
Una estrategia que funciona muy bien en estos casos es la de alcanzar “una verdad soportable”. Es decir, mantener una actitud positiva y honesta para apostar por reconocer la realidad. Pero, dándote tregua, dándote un margen de tiempo para digerirla. Mantener la actitud de querer llegar al fondo de la cuestión pero poco a poco, a tu ritmo, pero siempre hacia adelante, sin esconderse ni abandonar.
No es nada fácil, necesitas mantener un pacto de honestidad contigo mismo.
Lo mejor de todo, que seguir esta línea, te lleva inevitablemente a reconocer que la realidad es mucho más amplia de lo que creías.
No comments yet.